En la calma y los sueños
me subo a la luna,
y navego entre estrellas.
No hay daño ni dolor
tan sólo mi huella.
Mi libertad se antepone
al destino que atropella
algunas ilusiones,
eliminando huellas muertas.
Mil árboles de sueños
planto entre las puertas
de los anillos brillantes
de los planetas.
Y subo y bajo
besando tu boca,
perdiéndome en ella.
Anillos de luz
con amor me entregas.
Pulseras con reflejos
de mar en la muñeca,
y el abrigo para el frío
que en mi alma quema.