jueves, 25 de abril de 2013

Tatuajes

Así como una estatua de piedra
inmóvil e impasible
me siento a esperar.
Quizás sueñe lo imposible
pero en este mundo que yerra
todo es y no es posíble.
Nada trunqué con mis versos
aunque pobres, con el alma en ellos.
Nadie me regaló una flor
ni siquiera por cortesía,
sólo el silencio frío
de la pesada ausencia
de la verdad divina.
Cuelgan algunas medallas
como triunfo del mal,
esas serán las batallas
del irás y no volverás.
Arderán en sus pechos
dejando cicatrices de por vida,
son tatuajes de inmoralidad.

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